Insumos biológicos: “Existe abundante evidencia sobre sus efectos positivos en diversos cultivos”

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De manera paulatina, los insumos biológicos ganan espacio en las preferencias de los productores. En un escenario que a nivel global demanda cada vez más sustentabilidad en sus procesos, la adopción de esta tecnología permite agregar valor en el lote y de manera amigable con el ambiente. 

Un trabajo de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) relevó cuales son las preferencias de los productores al momento de usar estos insumos. Dentro de ese universo, los bioestimulantes son los más elegidos, con un 30% según datos de la entidad.  

Martín Torres Dugan, coordinador de la Red de Nutrición Biológica (RNB) de Aapresid, explicó que los bioestimulantes son compuestos basados en microorganismos vivos, metabolitos derivados de éstos, o sustancias bioactivas. 

Entre los principales motivos para comprender su adopción, pueden ser desde estimular el crecimiento vegetal y mejorar la tolerancia al estrés hasta incrementar el volumen de producción en granos.

BIOLÓGICOS: UN SALTO DE RENDIMIENTO

Entre los preferidos de los productores también se destacaron los biofertilizantes. En este caso, se trata de productos que contribuyen al aporte y asimilación de nutrientes, como los inoculantes con bacterias que fijan nitrógeno del aire o que solubilizan nutrientes específicos. 

“Además de estimular el crecimiento y aumentar el rendimiento de los cultivos, pueden mejorar la fertilidad del suelo y disminuir la huella ambiental, ya que generan menor contaminación y emisión de gases de efecto invernadero”, detalló el especialista.

Un ejemplo es la inoculación con Azospirillum brasilense, una bacteria fijadora de nitrógeno. En ensayos a campo, demostró aumentar la producción de trigo en la región pampeana en un 22% (materia seca) y un 8% en (rendimiento). En el caso de maíz, la productividad llegó a mejorar hasta un 10%.

En otra línea están los promotores del crecimiento, que además de solubilizar nutrientes estimulan el crecimiento de las raíces o tienen acción de biocontrol de enfermedades fúngicas. 

Torres Duggan destacó que en este caso, el microorganismo Trichoderma sp cumple con ambas condiciones.

“Existe abundante evidencia sobre sus efectos en diversos cultivos, inclusive también combinada con otras bacterias promotoras del crecimiento vegetal”, puntualizó. 

En paralelo, desde Aapresid destacaron que compuestos no microbianos como quitosano, extractos de plantas y ácidos húmicos -entre otros- pueden promover el crecimiento de raíces y aumentar notablemente el rendimiento en cereales y legumbres. Esta situación es más visible en suelos pobres o bajo sequía.

AGREGADO DE VALOR

El coordinador de la red dejó un dato para tomar en consideración: estos productos no vienen a reemplazar a los fertilizantes tradicionales, sino a complementarse con ellos para mejorar tanto la productividad como los beneficios ambientales.

De este modo y el contexto de un mercado que ofrece una amplia gama de biológicos – incluso algunos combinan ingredientes microbianos y no microbianos- la recomendación de los profesionales pasa por integrar la bioestimulación al manejo de todas las fuentes de nutrientes disponibles. 

Con estos antecedentes, consideraron que el uso de estos insumos puede proporcionar beneficios significativos para la agricultura.

“La mayor oportunidad de agregar valor mediante la bioestimulación ocurre en contextos de alta variabilidad climática y estrés abiótico”, concluyó Torres Duggan. 

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